Hace algún tiempo, Intel publicó una guía (junio de 2024) relativa a los problemas de inestabilidad que afectan a sus procesadores Core K/KF/KS de 13ª y 14ª generación. Según su análisis, uno de los factores que contribuyen a esta inestabilidad son las elevadas entradas de voltaje del procesador resultantes de una configuración anterior de la BIOS. Esta configuración hacía que el procesador funcionara a frecuencias y voltajes acelerados, incluso a altas temperaturas. Además, Intel ha identificado el fallo eTVB como relacionado con estos problemas de estabilidad, aunque no se considera la causa principal.

Durante meses, estos problemas de inestabilidad han afectado a los procesadores Core K/KF/KS de 13ª y 14ª generación. A pesar de los numerosos esfuerzos realizados, aún no se ha encontrado una solución global. Intel tiene previsto lanzar los procesadores Arrow Lake en el cuarto trimestre de este año. Sin embargo, ZDNet Korea informa de que los fabricantes de placas base están preocupados. Creen que los continuos problemas de inestabilidad podrían afectar negativamente el lanzamiento y las ventas de los procesadores Arrow Lake.

Si los problemas de los procesadores Core K/KF/KS de 13ª y 14ª generación no se resuelven por completo, la confianza de los consumidores se erosionará. Esta erosión podría traducirse en un descenso de las ventas cuando Intel lance los nuevos procesadores Arrow Lake para equipos de sobremesa a finales de este año.

Los fabricantes de placas base están instando a Intel a que ofrezca una solución completa lo antes posible. El planteamiento actual de comprometer el rendimiento no sólo afecta a los consumidores, sino que también plantea retos a los fabricantes de placas base. Estos fabricantes ya han visto un descenso de las ventas y les preocupa que los nuevos productos de AMD puedan captar la cuota de mercado que Intel podría perder.